La colección permanente del Museo Reina Sofía se compone de una gran selección de arte español contemporáneo y de arte procedente de corrientes internacionales, pero especialmente de aquellos artistas extranjeros que tienen una fuerte relación con España. Para aquellos que dispongan de poco tiempo o no quieran perderse las que se consideran las obras maestras del museo, hemos realizado una selección de las imprescindibles del Museo Reina Sofía.

Guernica, Pablo Picasso. 1937

Guernica, Pablo Picasso. 1937
Guernica, Pablo Picasso. 1937

Sin duda la obra maestra del museo y, por sí misma, motivo más que suficiente para visitar el Reina Sofía. Fue encargada a Pablo Picasso por parte del Gobierno de la II República para decorar el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París de 1937. Llegó a la pinacoteca para su inauguración en 1992 procedente del MoMa de Nueva York. La obra es una crítica al bombardeo que sufrió la ciudad de Guernica durante la Guerra Civil Española. Es considerado todo un icono del Siglo XX y del arte contemporáneo por su capacidad de reflejar de manera simbólica el sufrimiento que provoca una guerra.

Muchacha en la ventana, Salvador Dalí. 1925

Muchacha en la ventana, Salvador Dalí. 1925
Muchacha en la ventana, Salvador Dalí. 1925

Realizada por Dalí en su etapa más joven, durante su formación, es de las pocas obras en las que el surrealismo todavía no había influido de manera apreciable en sus pinturas y cuadros. Se trata de un cuadro muy simple y sencillo, sin excesivos adornos ni distracciones. En él, simplemente podemos observar a una joven muchacha, de espalda, que observa el mar de cadaqués delante de una ventana abierta. El cuadro desprende paz y tranquilidad.

El gran masturbador, Salvador Dalí, 1929

El gran masturbador, Salvador dalí, 1929
El gran masturbador, Salvador dalí, 1929

Al contrario que en La Muchacha en la Ventana, en El Gran Masturbador ya podemos apreciar todos los elementos característicos del movimiento surrealista que llevaría al pintor catalán a lo más alto. Su contenido se dice que es autobiográfico, representando la transformación que supuso en la vida del pintor la aparición de su amante, Gala. El cuadro busca mostrar el malestar de un artista que temía perder la cordura, además de dejar claro una de las grandes obsesiones del pintor, el sexo.

Supone además una de las máximas expresiones del surrealismo de Dalí, con numerosos símbolos. La gran masa amarilla, motivo principal, es un rostro hacia abajo, hincando su nariz en el suelo. La cara es alargada y las pestañas largas. De la parte superior derecha sale una forma femenina que se acerca hacia unos genitales masculinos. En la parte central del cuadro, bajo la mujer aparece una cabeza de león, que representa el deseo sexual y tiene la lengua rosada como símbolo fálico. Junto a la mujer, a su derecha, sale un lirio, símbolo de pureza, pero cuyo pistilo es un símbolo fálico. En la parte inferior, boca abajo y succionando el rostro aparece un gran saltamontes, insecto que siempre aterrorizó a Dalí durante su infancia. Aparece también un anzuelo en la cabeza, a la izquierda, símbolo de las ataduras familiares. Debajo de la langosta o saltamontes se puede ver a una pareja abrazándose que representa a Gala y al amor por ella. A la izquierda podemos ver el símbolo de la soledad en la imagen del solitario hombre que pasea…

Retrato de Sonia Klamery, Anglada Camarasa. 1913

Retrato de Sonia Klamery, Anglada Camarasa. 1913
Retrato de Sonia Klamery, Anglada Camarasa. 1913

Se trata de uno de los mejores (entre los escasos) retratos que podemos apreciar en el Museo Reina Sofía. Fue pintado por Anglada Camaras en 1913 para la condesa de Pradère, doña Sonia Klamery. Destaca especialmente por su colorido y exotismo, unido a la pose relajada y la mirada seductora de la condesa. Se nota la influencia de la obra de Klimt por su decorativismo de la escena. Se trata de una obra modernista de un gran atractivo visual, muy influenciada por los decorados y vestuarios de los ballets rusos que el artista presenció durante su estancia en París.

La Ventana Abierta, Juan Gris, 1921

La Ventana Abierta, Juan Gris, 1921
La Ventana Abierta, Juan Gris, 1921

Juan Gris está considerado como uno de los tres grandes maestros del cubismo. Su mayor aportación fue el uso de la técnica “papier collé” o papel pegado, que consiste en combinar elementos como papel de periódicos, telas o maderas… en la pintura como si fuera un collage. La obra La Ventana Abierta es una de las mejores representantes de esta técnica.

La Casa de la palmera, Joan Miró. 1918

La Casa de la palmera, Joan Miró. 1918
La Casa de la palmera, Joan Miró. 1918

Más que por su importancia técnica o artística, esta obra es importante por tratarse de una de las primeras obras que realizó Joan Miró durante su estancia en Montroig, mientras se recuperaba de una enfermedad que había contraído. Durante este periodo fue cuando comenzó a experimentar con la pintura, creando sus primeras obras y decidiéndose a dedicar su vida a la pintura. En La Casa de la Palmera, Miró aplicó un tratamiento del paisaje tan realista y descriptivo que llegó a denominarse “registro de objetos”. De este estilo también es otro de sus cuadros más famosos, La Masía.

Totalizador, Francis Picabia. 1922

Totalizador, Francis Picabia. 1922
Totalizador, Francis Picabia. 1922

En 1922 Picabia decide alejarse de las propuestas dadaístas y presenta sus nuevos trabajos, con un concepto totalmente innovador y depurado, basado en la geometría elaborada a partir del círculo. El Totalizador es uno de los más claros ejemplos de esta etapa de obras enigmáticas basadas en las máquinas y el mecanicismo.

Mujer de Azul, Pablo Picasso. 1901

Mujer de Azul, Pablo Picasso. 1901
Mujer de Azul, Pablo Picasso. 1901

Uno de los aspectos menos desconocidos del pintor, perteneciente a la conocida como etapa azul de Picasso, desarrollada durante una de las breves temporadas del artista en Madrid. Esconde además una curiosa historia. Fue presentada por su autor para la exposición nacional de Bellas Artes de 1901, en la que consiguió un mención honorífica. Sin embargo, su autor nunca pasó a recogerla una vez finalizado el certamen. Con el paso de los tiempos apareció, ya en 1954, gracias al entonces director del Museo de Arte Contemporáneo.

Un Mundo, Ángeles Santos. 1929

Un Mundo, Ángeles Santos. 1929
Un Mundo, Ángeles Santos. 1929

Una mujer en un mundo de hombres. Ángeles Santos era prácticamente una desconocida hasta hace bien poco, un ejemplo claro de las dificultades que tuvieron las mujeres para hacerse un hueco en un arte de vanguardia dominado por los hombres. Según la propia artista fueron unos versos de Juan Ramón Jiménez los que la inspiraron para la creación de Un mundo, unos versos que decían así “[…] vagos ángeles malvas / apagan las verdes estrellas / Una cinta tranquila / de suaves violetas / abrazaba amorosa / a la pálida Tierra”.

Cristo de la Sangre, Ignacio Zuloaga. 1911

Cristo de la Sangre, Ignacio Zuloaga. 1911
Cristo de la Sangre, Ignacio Zuloaga. 1911

Otra de las pocas obras naturalistas del Museo. De recio dibujo y colorido oscuro, se trata de una obra con influencia de Ribera y Goya, pero desde una perspectiva moderna. Expone un cuadro triste, que representa a la España de principios de siglo, anclada en sus creencias, pobre, inculta y dominada por la iglesia, incapaz de entrar en la modernidad.

Pintura (caracol, mujer, flor, estrella). Joan Miró, 1934.

Pintura (caracol, mujer, flor, estrella). Joan Miró, 1934.
Pintura (caracol, mujer, flor, estrella). Joan Miró, 1934.

Esta obra refleja el estado de angustia que el artista estaba sufriendo debido a la situación dramática por la que atravesaba Europa en ese momento a causa del auge de los fascismos y por la estado prebélico de España. Las obras alegres y mágicas de su etapa anterior ahora dan paso a una pintura más dramática, con colores mucho más intensos y cuyos personajes parecen deformarse. Se trata de una obra plenamente surrealista, donde el colorido de las figuras contrasta claramente con su grafismo lineal. Aparecen, también, una mano Picassiana y animales y personajes que gravitan en esta composición sin argumento pero llena de vida y armonía.

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