Patones de Arriba es uno de los más pintorescos pueblos de Madrid. Situado a 68km de distancia y apenas una hora de carretera de Madrid, se trata de uno de los únicos exponentes de arquitectura negra en la Comunidad de Madrid, una pequeña villa aislada entre montañas en la que transportarse en el tiempo hasta un lugar mágico y con encanto que parece no haber cambiado desde hace siglos. Sus casas de pizarra, sus calles empedradas y sus ventanas con flores hacen de su visita una experiencia única y relajante a poca distancia de la capital.
Sin duda, se trata de uno de los principales planes de Domingo para los madrileños, que ven en su gastronomía, paisaje y arquitectura un planteamiento ideal para una tranquila jornada o el inicio de una de las múltiples rutas de senderismo que parten desde allí.
Índice de Contenidos
¿Por qué visitar Patones de Arriba?

Patones de Arriba llama la atención, sobre todo, por lo singular de las contrucciones de sus casas conocida como arquitectura negra. Este tipo de construcción popular usa como elemento principal la pizarra, y ha sido empleado tradicionalmente sobre todo en poblaciones de la sierra de Ayllón (entre Guadalajara, Segovia y Madrid), y la sierra de Alto Rey (en Guadalajara), siendo Patones de Arriba el principal exponente de los conocidos como Pueblos Negros en la comunidad de Madrid. El uso de este material se debe principalmente a que muchos de los municipios que la usaban estaban muy mal comunicados (algunos lo siguen estando) y llevar otro tipo de materiales hasta ellos era muy complicado.
Esta mala comunicación, además, ha provocado que Patones de Arriba se mantenga prácticamente inalterable en el tiempo. Poco a poco sus habitantes fueron trasladándose hacia la mejor comunicada y más cómoda para vivir Patones de Abajo, dejando que su vecina de arriba se mantenga como una exposición atemporal, un pueblo fantasma entre semana, que se llena de vida y actividad los fines de semana y que mantiene todo su encanto desde hace décadas sin prácticamente señales del cambio de los tiempos.
La mejor forma de visitarlo es perderse entre sus calles empedradas, encontrar rincones ocultos y fotografiar cada ventana, puerta o gato (hay muchos en Patones) que encontremos, para después disfrutar de se excelente gastronomía en alguno de sus numerosos restaurantes.
Historia de Patones de Arriba
Según nos cuentan los restos arqueológicos encontrados en la zona, se conoce que en este lugar han existido asentamientos humanos desde el paleolítico, pero según se recogen en la documentación histórica, formalmente se creó cuando los cristianos huían de la conquista islámica de la península ibérica, asentándose aquí escondidos entre montañas, y siguiendo con sus costumbres y tradiciones. Las primeras noticias que se tienen de Patones de Arriba datan del Siglo XVI, cuando se habla de que el pueblo era una alquería con siete vecinos dependiente de la villa de Uceda.

Desde prácticamente sus orígenes, Patones estuvo bajo la jurisdicción de la Villa de Uceda, no fue hasta el 3 de agosto de 1769 cuando el rey Carlos III les concede la independencia.
Tras la Guerra Civil, los habitantes de Patones de Arriba fueron bajando al llano, construyendo nuevas viviendas en la vega del río Jarama, llegando a convertirse este nuevo asentamiento en lo que hoy conocemos como Patones de Abajo, suponiendo el aislamiento y preservación de Patones de arriba tal y como lo dejaron sus habitantes.
El antiguo asentamiento ha quedado desde entonces como lugar turístico declarado Bien de Interés Cultural, atrayendo cada fin de semana a miles de visitantes desde Madrid y otras ciudades aledañas.
El rey de Patones y la leyenda de la ocupación francesa
Gracias a su enorme aislamiento (prácticamente no se ve desde la carretera hasta que prácticamente lo tienes encima) hay una leyenda popular muy extendida que incluso es contada como anécdota por los locales cuando narran la historia del municipio a los visitantes.
Se cuenta que durante la ocupación francesa en el Siglo XIX y la posterior guerra de la independencia, debido a la situación estratégica de Patones de Arriba, dicho pueblo había pasado desapercibido, quedando oculto a los ojos de las tropas francesas y, por tanto, no quedando bajo el control de París. Se llegó incluso a decir que durante este periodo establecieron su propia monarquía, con el Rey de Patones al mando.

Sin embargo, lamentablemente, esta historia es completamente falsa, meramente una leyenda que ha ido pasado de boca en boca. Existen incluso documentos que corroboran la ocupación francesa de Patones de Arriba, tales como justificantes de de tributos entregados a las tropas francesas (pago de una vaca y la asignación de 50 libras de carne al destacamento francés de Torrelaguna). Desgraciadamente poco o nada queda documentado de la historia de Patones debido a que durante la Guerra Civil se quemaron los archivos en Uceda (Guadalajara), municipio del que dependió durante siglos.
Al que sí que se le conoce y llamaron Rey los habitantes de Patones, y por el cual se cree que viene esta leyenda, fue a su primer alcalde, que consiguió la independencia de Uceda. La familia Prieto fue la primera en gobernar estas tierras. Esta familia tenía la prerrogativa de ser la que administraba justicia y gobernaba hereditariamente, eligiéndose para tal objeto al varón mayor de ella, al que llamaban rey. Esta figura, aunque existía desde mucho antes, adquirió relevancia «oficial» gracias a la forma en la que Juan Prieto consiguió la independencia frente a Uceda, tras enviar una carta en 1769 al Rey Carlos III en la que se decía “Del Rey de los Patones al Rey de las Españas…”. En ella el Rey de Patones solicitaba el título de lugar por considerar abusivos los impuestos a los que Uceda les obligaba. El monarca, sin salir de su asombro ante tal atrevimiento, envió un mensajero a dar fe del supuesto reinado, encontrándose con la realidad, que el propio pueblo había denominado Rey a uno de sus habitantes dotándole de autoridad. Tras este curioso episodio, Carlos III concedió a Patones su independencia administrativa de Uceda, desapareciendo con ello la figura de Rey, pues ya disponían de de la posibilidad de nombrar oficialmente alcalde y juez.
¿Qué ver en Patones de Arriba?
Patones de Arriba es, en sí misma, un monumento natural y arquitectónico enorme por el que puedes andar, perderte y descubrir en cada visita nuevos rincones en los que maravillarte con riqueza natural o arquitectónica. Desde que entras en el pueblo, sus calles empedradas y edificios de pizarra se encuentran por todos lados, por lo que lo ideal es perderse, dejarse llevar por el instinto y disfrutar de nuestros propios descubrimientos. El entorno que le rodea y su arquitectura te ofrece infinidad de postales para la vista.

Pero entre todas sus riquezas, que le han servido para ser reconocido como lugar turístico declarado Bien de Interés Cultural, destacan varios edificios o zonas a los que merece prestar un especial interés.
- Iglesia de San José: Situada a la entrada del pueblo, preside una coqueta plaza en la que destaca su torreon y pórtico. Con una arquitectura basada en la Pizarra y similar al del resto de edificios del pueblo, fue construida en 1653, pero actualmente se usa como sala de exposiciones y oficina de turismo. En su interior conserva una imagen de la virgen de las Candelas, patrona del pueblo.
- Fuente Nueva y Lavadero: Conjunto construido a comienzos del siglo XX para paliar la falta de agua que se producía cada verano. El agua sobrante de la fuente se aprovechaba para surtir el lavadero, que cuenta con dos partes bien diferenciadas, una para lavar y otra para aclarar. Vestigio único y que se ha mantenido inalterable para conocer la forma de vida y costumbres de principios de siglo.
- Puente de Piedra: Encantador pequeño puente que cruza el arroyo de Patones, dotando al entorno de cierto encanto especial que aúna naturaleza y arquitectura.
¿Qué ver en los alrededores de Patones de Arriba?
Si dispones de algo más de tiempo que te permitan, además de pasear y comer en Patones de Arriba, hacer alguna actividad en los alrededores, la zona te ofrece otras alternativas turísticas muy recomendables rodeadas de preciosos paisajes:

- Senda ecológica de El Barranco. Es el camino que une Patones de Abajo con Patones de Arriba. Una de las mejores formas de disfrutarla es aprovechar para ahorrarnos los problemas de aparcamiento, dejar el coche en el inicio de la senda en Patones de Abajo, y subir andando por un cómodo camino (cuesta arriba, eso sí) hasta los vecinos de Patones de Arriba disfrutando del entorno natural y paisajístico. Es de un nivel muy sencillo, ideal para disfrutar en familia.
- Sendero Dehesa de la Oliva: Si lo que queréis es hacer una ruta más larga, vuestra opción es el sendero al Pontón de la Oliva, con una longitud de unos 19 km. aproximadamente, en el que descubrir multitud de patrimonio cultural, yacimientos arqueológicos y preciosas vistas del Embalse del Atazar.
- Ermita de la Virgen de la Oliva: Se encuentra a unos 4km de Patones de Arriba, de origen románico (siglo XII o XIII), y en la actualidad sólo conserva el ábside y alguno de los muros, incluso con riesgo de desaparecer en breve.
- Cueva del Reguerillo: La más importante de la Comunidad de Madrid, tanto para los científicos como para actividades de espeleo-deportivos. Por desgracia, los años de mal uso condujeron a las autoridades al cierre de la cueva al público.
- Cárcavas de Alpedrete: Cerca de el Pontón de la Oliva, y accediendo únicamente andando a través de una ruta circular de unos 14km, se encuentra esta curiosa formación geológica creada por la acción de la lluvia en esta región arenosa.
¿Qué comer en Patones de Arriba?
Patones de Arriba, además de por su encanto, su entorno natural y su arquitectura, es un excelente lugar para visitar por su gastronomía típica castellana, con preparaciones contundentes y sabrosas para combatir el frío de la sierra madrileña.
Algunos de los platos más tradicionales y habituales en todos los restaurantes del lugar son: Migas castellanas, judiones, sopa castellana, asados, caldereta o carnes a la brasa.
Existen diversos restaurantes en la localidad, aunque si vas en fin de semana, te recomendamos que reserves con antelación pues en las horas puntas suelen atender sólo con reserva. Además, junto con la reserva suelen incluir una plaza de aparcamiento a la entrada del pueblo, algo que agradecerás.
Los precios de los menús suelen rondar los 20€, algo más si apuestas por pedir a la carta. Ten en cuenta que las raciones son muy generosas.
¿Cómo llegar y dónde aparcar en Patones de Arriba?
La forma más habitual de llegar a Patones de Arriba es en coche particular. Está situado a 70km de Madrid, con un tiempo estimado de una hora. Se puede llegar por la A-I, Autovía del Norte, (Madrid-Burgos) tomando la salida del kilómetro 50 en dirección a Torrelaguna por la Nacional 320. El problema de acudir en coche particular a Patones de Arriba es el aparcamiento. Existen tres opciones para aparcar en Patones de Arriba:
- Reservar mesa en un restaurante: Cuando reservamos mesa en un restaurante de Patones de Arriba, podemos preguntar si tienen aparcamiento. Una vez que llegamos a la entrada del pueblo, encontraremos una serie de personas ordenando el tráfico que nos preguntarán si tenemos reserva y nos señalarán la ubicación. Se trata de aparcamientos gratuitos, pero deberemos dejar un pequeño importe en cuestión de fianza, que nos devolverán en el restaurante una vez terminado el almuerzo.
- Aparcar a la entrada de Patones de Arriba: A la entrada del pueblo hay una zona acotada, en plena carretera de montaña, en la que permiten aparcar coches. El problema es su escasez de plazas, por lo que a media mañana ya no habrá oportunidad de aparcar ahí.
- Aparcar en Patones de Abajo y recorrer la senda El Barranco: Puedes aparcar sin problemas en la entrada a la senda y disfrutar de un agradable paseo apto para todas las edades que desemboca directamente en la entrada del pueblo. El recorrido son 900 metros y aproximadamente 20 minutos.
También es posible visitar Patones de Arriba en transporte público. En el intercambiador de Plaza de Castilla hay que subir al autobús 197, 197A o 913, que hacen la ruta Madrid–Torrelaguna-Patones-Uceda. El billete cuesta algo más de 5€ y el viaje dura algo más de una hora.