La Real Casa de Correos es el edificio más antiguo e importante que se puede encontrar en la Puerta del Sol de Madrid. Al son de las campanadas de su reloj, millones de Españoles toman las doce uvas que despiden cada final de año. Fue construido en 1768 por orden del Rey Carlos III (considerado el mejor alcalde de Madrid) bajo la supervisión del arquitecto francés Jacques Marquet. Su construcción dotó de oficialidad y popularidad a un enclave sin apenas interés en la época, más allá del residencial. Actualmente es la sede del gobierno regional de la Comunidad de Madrid, aunque a lo largo de su historia ha tenido todo tipo de funciones, además de la original para la que se construyó.
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Arquitectura funcional e interior no visitable, salvo excepciones
Pensado desde su origen para un uso funcional a las puertas de la ciudad (Casa de Correos de Madrid, además de cuartel de la guardia), el edificio no puede ser visitado en su interior salvo en contadas excepciones, entre las que se incluyen la visita a su popular Belén o Nacimiento navideño. Su arquitectura interior alberga estrechos pasillos y pequeñas escaleras de carácter funcional que dan poco pié a otro tipo de actividades. De planta rectangular, su interior alberga dos grandes patios que se abren al público para la visita del Belén o Nacimiento navideño.

En su exterior, las cuatro fachadas de la Real Casa de Correos son de estilo clásico francés, destacando el doble color de los materiales empleados (ladrillo de la ribera del Jarama y piedra caliza de color blanco de las canteras de Colmenar de Oreja). La parte central de la fachada que preside la Puerta del Sol es la más destacable, con su entrada y su torreta edificada en el siglo XIX para alojar al reloj más famoso de España. La puerta principal está formada por un arco de medio punto con un medallón en el centro, en el que puede encontrarse un Hércules, rematado por un frontón triangular que alberga el escudo real.
Un edificio maldito durante su construcción
El diseño y realización del edificio lo realizó un arquitecto francés Jacques Marquet, hecho que no era grato para el pueblo madrileño al no haber sido elegido por el Rey el popular arquitecto español de la época Ventura Rodríguez. Este hecho produjo cierta animadversión y mala fama contra la construcción, lo cual podría explicar el origen la leyenda que habla de apariciones del diablo a algunos de los albañiles que trabajaban en la obra advirtiendoles de que el edificio estaba maldito y que todo aquel que siguiera trabajando en la obra sería condenado.
Jacques Marquet demostró ser astuto e inteligente, ya que en lugar de reírse o contratar a otros albañiles, lo que hizo fue tranquilizar a los obrero y contratar a un sacerdote, el Padre López, con el fin de mantener a raya al demonio con sus oraciones. De esta forma, cesaron las apariciones demoníacas y pudieron concluirse las obras. Una prueba de la veracidad de esta historia es que el Padre López figuraba en la lista de las personas que participaron en la construcción del edificio.
Los usos de la Real Casa de Correos
Pese a los más de dos siglos y medio de vida de este edificio, apenas ha servido 80 años para su destino original de Real Casa de Correos y de Guardia de Prevención. Posteriormente fue sede del Ministerio de Gobernación, quedando una parte de la planta baja para funciones de correos y telégrafo. Después, durante el franquismo, se convirtió en Dirección General de Seguridad. Desde 1998, tras un largo periodo de rehabilitación, acoge la Presidencia del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
El reloj más famoso de España
Tras derribar la iglesia del Buen Suceso en 1854, durante la etapa que terminó convirtiendo la fisonomía de la plaza en la actual Puerta del Sol, uno de los enclaves más importantes de la ciudad se quedó huérfano de reloj, que terminó siendo trasladado a la zona más alta de la fachada de la Real Casa de Correos. Este reloj, de mecánica medieval, inexacto y con una única manecilla para la hora, no servía de gran ayuda en una época de importantes progresos tecnológicos. Debido a ello, en 1866, un nuevo reloj fue regalado al Pueblo de Madrid por el famoso relojero José Rodríguez Losada, para el que se construyó en la azotea del edificio una torre de forma cuadrada y estilo sobrio, imitando la estética dieciochesca del resto del conjunto. El nuevo reloj, mucho más moderno, preciso y que se mantiene en la actualidad, pasó a ser conocido como el Reloj de Gobernación y ha adquirido aún más relevancia por ser, oficialmente, el reloj que da las doce campanadas que marcan el ritmo en el que los españoles, bien en sus casa o en la propia puerta del sol, toman las doce uvas que marcan el final del año.

¿Por qué tomamos los españoles doce uvas en Fin de Año?
La tradición de acompañar de uvas y champagne el final de año, ya sea en familia o con amigos, viene de Francia y comienza a tener arraigo en España, especialmente entre la alta sociedad, a finales del siglo XIX.
En el año 1882 un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. A partir de entonces la costumbre se comenzó a extender entre todos los madrileños, acudiendo cada vez más y más personas a la Puerta del Sol en la última noche del año. Sin embargo, cuando realmente se generaliza esta costumbre es en 1909, cuando debido a un excedente de producción de uva se produce una venta masiva con la intención de sacar al mercado el excedente de producto a bajo precio, consiguiendo así el empujón definitivo que necesitaba la costumbre de las doce uvas para arraigar en la población.